Llueve.
Arremeten los sonidos que duermen
en el silencio y colapsan inclementes
en las vestiduras de mi alma;
Un perfume efímero que
se disfraza de poeta arrasa con mi cordura
y me somete a las manías del olvido,
Ese falso profeta de versículos tacaños…
Parece que sueño apostado en los vértices de
Mi habitación vacía;
Un vaso añejo de bebida barata hace de sacro patrono
escuchando mis bohemias y elijo, voluntariamente,
suicidar los recuerdos de vos en mí
desollándome el aura con los vestigios de tu mirada
que aún insiste en no abandonarme;
Y pasa de largo el embrujo del agua pura
que cae furiosa sobre las tejas de mi refugio,
Y no se quedan a deambular conmigo los
Suaves acordes de ésta tarde y su nueva primavera…
Me quedo solo;
Escribiendo el obituario de mi amor y su agonía.
18 de octubre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario