10 de abril de 2010

Amanece en calma;
Fue pérfida la sinfonía de la noche
y sus sonámbulos sin luz,
Macabro el esplendor de la luna
y sus sortilegios de amores sin sábanas;
Deambulé cabalgando sobre líneas de minutos muertos,
pisando la tenue transparencia de espectros sin jaula,
sin tinta en los dedos,
con la mirada fija en mí para no perder el aura
en la bocadana tibia de la oscura dama
y sus duendes de ajenjo...

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