8 de abril de 2010

La catarsis




La catarsis instantánea.
El suspiro que viene viajando desde las entrañas hasta el plexo se lleva el herrumbre del mundo que se devasta.
Gota a gota;
Como un iceberg a pleno sol naciente.
Es en el cuerpo pero también en el alma en donde reflejo la metamorfosis inminente;
Parezco un mutante ensayando la consecuencia final de la desintegración.
El vacío que me abraza parece un eclipse.
El final de una era.
La muerte.
Un ciclo que termina y no más.
Podría tal vez pretender una última gran palabra antes de comenzar a pulir mis zapatos en nuevos caminos;
Pero no he encontrado aún el momento exacto para dejarme crucificar por semejante construcción sintáctica;
Requiere de calma real escudriñar en la garganta para parir un adiós acorde a las circunstancias.
Mientras tanto me iré abandonando como un vagabundo al vaivén de las emociones que amenazan explotarme en la respiración; luchar para evitarlo no sería oportuno;
Pretendo inmolar hasta los huesos en este salto cuántico en dónde estoy dejando nada más ni nada menos que a un amor importante.
Mañana tal vez la luz de nuevos vientos me regale un segundo frente a mis escombros y pueda capturar en la retina mi vieja imagen pariendo sueños frescos.

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