9 de abril de 2010

Amores de Adentro                             

Los lánguidos acordes del silencio

han tachado su mágica danza
en la sinfonía del paisaje
que me rodea;
me he vuelto un errante de lágrimas de hielo...
Un santo apócrifo que despotrica
tu nombre hacia las distancias
del horizonte;
me he vuelto un callado camino con el corazón empedrado...
Vacilo ante la llovizna que procura
lavarme el alma de penas
que ya son espinas;
Y me vuelvo pequeño frente
al reflejo de tu mirada,
que al desvanecerse me deja
cautivo en las huellas miserables
de este olvido.


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Luna difusa,
silencios de siempre,
aullidos que transpiran por el costado abierto
de esta noche en vela;
Y tu aura colándose por los poros
de mi piel exhausta,
tus manos invisibles recorriendo
el camino indeleble de los besos
que me dejaste en el cuerpo,
tu mirada ausente calcando
mi sombra en el reflejo sutíl
de tu perfume efímero;
Vientos que van,
brisas que vuelven.
Y esta frase volátil circuncidando mis labios:
tu nombre,
siempre tu nombre...


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Estoy dejándome apabullar
por una lógica absurda:

La incoherente vorágine del sin sentido.


Sin razón busco una razón;
Alguna que me mantenga
intacto frente a tus
maneras desconcertantes.


Por ahora,
te dejo momentáneamente
dormida en mi silencio;


Me voy a buscar
nuevos argumentos
para el amor que me apodera...


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Sutíl embrujo el de la noche
que lentamente pisan mis pies descalzos;
corazones ausentes han respondido
al llamado de mi memoria,
mientras yo fumo en calma,
apostado en el regazo
del olvido que impunemente
me abraza.


A este olvido debo decirle
que amé;
como un suicida
de corazón a la intemperie,
como un loco
entregado a la voragine
impetuosa de las mareas del amor,


decirle que quisiera
jamás perderme en los
trazos de lo vivido y atesorar
como un avaro las pieles
que aún insisten en no abandonarme,


que quisiera encontrar
en mi pecho la palabra para definir
la travesía recorrida;


que quisiera me deje
un suspiro que no se desarme
con el tiempo,
o un poema digno que retrate
la belleza de mi viaje
en los valles del amor.


Afuera la noche,
funde su aura con las
frases sin dueño
que deambulan en su seno,
sacude los cimientos endebles
de falsas promesas
y miradas vacías sin destinatario,


y yo intento
dibujar en tinta y en papel
los capítulos de ésta bitacora
y mi sendero peregrino.


No quiero la anestesia del olvido,
escribo;
no quiero el hechizo del tiempo que se escapa,
si de los amores tengo éste cuerpo luminoso
y ésta mi alma en agonía;


¡ Bendita la muerte y la resurrección
del corazón que ha latido!


Soledad mía,tan mía;
que no me nuble la vista
este verdugo insensato,
que no quebrante mi espíritu
su espada de hierro invisible,


que no atemorizen mis ganas
su arrasante marea impetuosa,
que no devasten mi poesía los caballos
indomables que viajan en sus vientos.


Soleda mía,tan mía.
Corazones ausentes han respondido;
de ningún reclamo tenemos que ponerlos al tanto,

de ningún reproche en medio del llanto;


brindemos con ellos
celebremos el encuentro
fumemos en calma
escribamos sonetos

Y que el olvido
pase de largo esta noche con su oscura sotana,
pués todavía no ha llegado
el momento
de que le entreguemos el alma...


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 Me provoca éxtasis esta autopsia de mi sentir,
no le temo a la desnudez,
ni al tiempo,
ni a mi propio tiempo.
Ando buceando la irrealidad sin párpados que me nublen el paisaje;

ando tratando de encontrarme para sintetizar una palabra,
ando tratando de encontrarme,
para encontrarte...







1 comentario:

  1. Se siente en cada palabra el peso del letargo, de las ausencias, del amor y su horfandad. Muy bueno!
    Te dejo mi blog para que pases. Saludos!
    http://pamelaterlizziprina.blogspot.com/

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