11 de abril de 2010

La humedad de la tierra me acribilló el paso
mientras me desplazaba a recibir el adios de la noche y el perfume del día;
Anduve por laberintos sin curvas, dormida y levitando
por toda la casa;
Enjuagando memorias innecesarias en un cántaro de
agua transparente;
Disfrazándome de los colores de una luna ausente,
desencriptando del tiempo las palabras que aún no he dicho...

No hay comentarios:

Publicar un comentario